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Una entidad prestamista es aquella que entrega dinero a un usuario con la condición de que sea devuelto junto a unos intereses que van asociados al mismo. Las entidades financieras prestamistas tienen como característica principal ofrecer un servicio rápido a todos los clientes que solicitan los créditos que ofrecen. Normalmente, quienes acuden a estos servicios reciben su dinero al instante y sin apenas requisitos, lo cual le da, de entrada, dos grandes ventajas al consumidor.
Las entidades prestamistas son, por lo general, bastante rápidas, siendo esta, además de su principal característica, el rasgo que muchos clientes andan buscando a la hora de contratar un crédito personal. Normalmente, cuando solicitas un minicrédito o un préstamo personal a este tipo de empresas, tardas en ver el dinero entre 24 y 48 horas, a veces incluso menos, llegando a existir empresas que incluso lo dan en quince minutos.
Si vas a solicitar un crédito de este tipo, una de las primeras cosas que tienes que saber sobre las entidades de este tipo es que cada empresa puede poner sus propias condiciones, por lo que deberás buscar información suficiente sobre si hay más requisitos de los habituales o sobre los tipos de interés. Puedes utilizar un comparador, aunque los tipos de interés suelen ser similares, y así podrás tener una idea de cuánto tendrás que ir pagando mes a mes o comprobar en cuánto se te quedaría el precio final si lo acabas amortizando en un período de tiempo menor.
Normalmente, todo lo que tienes que saber lo encontrarás en los términos y condiciones que ponen a tu disposición estas empresas, los cuales además se te enviarán por correo electrónico. Sin embargo, hay ciertos requisitos que suelen ser comunes entre las entidades financieras de préstamos.
Antes de mostrarte los requisitos que suelen ser comunes entre unas empresas y otras, debemos aclarar que si bien se recomienda así, los créditos personales no tienen por qué ser necesariamente para imprevistos. Uno de los mejores rasgos de las entidades financieras es que nadie te pedirá explicaciones sobre en qué vas a gastar el dinero. Por tanto, las entidades de este tipo no son necesariamente para afrontar una necesidad urgente.
Puedes utilizar sus servicios para todo aquello que desees, ya sea la cuesta de enero, los gastos de septiembre, una reparación, un gasto médico o veterinario, la matrícula de la universidad o, por ejemplo, el viaje de tu vida, tu boda o el sueño o capricho que siempre has tenido en mente y que nunca has cumplido o tenido.
Las entidades prestamistas piden algunos requisitos, pero lo cierto es que suelen ser muy pocos. En primer lugar, el rango de edad que suelen permitir se encuentra entre los 18 y los 21 años. Habitualmente es suficiente con tener 18 años, lo cual tendrás que demostrar con tu DNI, pero hay ciertas empresas que incluyen en sus requisitos que tengas más de 21 o, incluso, en ocasiones un mínimo de 25 años.
Igualmente, para disfrutar de un crédito o de un préstamo de una entidad financiera tendrás que ser español. Hay entidades para las que es suficiente que acredites tu residencia habitual en el país. No obstante, la mayoría de ellas requieren la nacionalidad. Este requisito también podrás demostrarlo con tu DNI.
A su vez, hay muchas personas que se preguntan si pueden disfrutar de los servicios de las entidades si se encuentran en listas como ASNEF. Es cierto que las empresas pueden comprobar si te encuentras en un listado como este. No obstante, la mayoría de ellas no lo harán porque el hecho de no estar en ASNEF no es un requisito.
Uno de los aspectos que tendrás que cumplir en las entidades financieras es tener unos ingresos regulares. Pero dichos ingresos no tienen por qué proceder de una nómina. Te bastará con que tus ingresos regulares procedan del trabajo por cuenta propia (autónomo), de una beca, de una pensión, etc. Por tanto, con la demostración de dichos ingresos más o menos regulares ya se te considerará apto para la devolución del préstamo, por lo que ASNEF, RAI o similares no supondrán un problema, a menos que la entidad lo admita con límites (por ejemplo, admitir a personas que estén en ASNEF con un límite de deuda de 1000 €).
Con respecto a los plazos de devolución, todo depende también de las características de la empresa. Es habitual que se permita una devolución semanal fraccionada, una en cuotas mensuales o una cada 15 días. Previamente a la utilización de los servicios de una empresa prestamista, se te permitirá una simulación para que veas cuánto te saldría a pagar según los intereses que la empresa imponga, según el plazo de devolución y de acuerdo con la cantidad que hayas reclamado.
Te recomendamos que cuando vayas a solicitar un préstamo, aunque los intereses sean menores cuanto menor sea el plazo de devolución, pongas un período realista que de verdad puedas cumplir. Si no cumples al final con el plazo que tú hayas elegido, ya que la mayor parte de las empresas te permitirán que seas tú quien indique el plazo de devolución, se te aplicarán los intereses de demora, que son mucho mayores, y el préstamo te acabará costando mucho más caro que si hubieras elegido simplemente un poco más de plazo. Por su parte, si eliges plazo de más y al final puedes pagarlo antes, tampoco importa, porque la mayoría de empresas prestamistas te dejarán amortizar capital.
Normalmente no se solicitan. No obstante, en las ocasiones en que se exigen, las entidades solicitan que el cliente pueda demostrarlos y suele oscilar entre 400 y 800 €. Si cumples todos estos requisitos económicos no te supondrá ningún problema adquirir un préstamo que sea acorde con tu situación financiera actual. Solo deberás ser consciente de tu deber de devolución del crédito o préstamo.
El primer consejo que podemos darte es que antes de que solicites el préstamo o el crédito rápido hagas una buena valoración sobre si realmente necesitas o no el dinero. Las entidades prestamistas son fiables y están perfectamente reguladas. No obstante, es preferible que el usuario haga su solicitud de manera responsable. Por eso te invitamos a hacer una buena valoración de todas las circunstancias antes de decidir. Los préstamos de este tipo son muy fáciles de conseguir, pero ello no significa que haya que pedirlos de manera impulsiva.
Hay más variedad de entidades prestamistas de lo que se suele pensar. Algunas son intermediarias y otras conceden dinero directamente. ¿Conoces todos los tipos existentes y cuáles son las diferencias entre todas ellas?
Las empresas prestamistas privadas son las entidades bancarias. En este caso hablamos tanto de pequeños como de grandes bancos. Las empresas prestamistas privadas son instituciones privadas que habitualmente cotizan en bolsa y que, como tales, se rigen por la Ley de Sociedades Anónimas. La principal ventaja de este tipo de entidades es que están perfectamente reguladas.
La labor principal de las entidades financieras de este tipo es la recepción de depósitos de particulares que quieren rentabilizar sus ahorros sin ningún tipo de riesgo, así como la concesión de préstamos. La desventaja, sin embargo, es que la tramitación de préstamos es algo más dificultosa y un poco menos flexible.
Las cajas de ahorros son el segundo tipo de empresas privadas de este tipo. La diferencia con respecto a los bancos es que las cajas de ahorro realizan su gestión a través de organismos públicos. Por tanto, su característica principal es la obligación de destinar a fines sociales una parte concreta de los dividendos que adquieren.
Las cooperativas de crédito son empresas privadas, pero tienen un objetivo diferente. Este tipo de entidades se centra en satisfacer las necesidades de sus cooperativistas o socios (propietarios), siendo este su objetivo social. Por tanto, si bien pueden llevar a cabo operaciones similares a las de cajas de ahorro y bancos, deberán dar prioridad a las necesidades financieras que tengan sus socios.
Por último, podemos encontrar los establecimientos financieros de crédito, que consisten en entidades que están acreditadas para realizar operaciones de crédito. No obstante, estas entidades están siempre bajo la estricta supervisión y vigilancia del Banco de España. Aunque se parecen bastante a los bancos, solo pueden negociar créditos o préstamos y nunca hacer depósitos. Sus operaciones principales son los créditos al consumo, las tarjetas, el leasing, los préstamos hipotecarios o personales, etc. La principal ventaja es que es más flexible que un banco y mucho más rápido, aunque sus honorarios suelen ser más altos, al igual que sus intereses.
En definitiva, hay diferentes tipos de entidades financieras prestamistas y los requisitos para conseguir tu crédito son bastante escasos. Tan solo tienes que buscar cuál se adapta mejor a tus necesidades.